lunes, 24 de julio de 2017

VIAJAR PARA DESPERTAR



Pocas veces nos enseñan que vivir es tener altibajos inesperados. Pero de eso se trata vivir, de sentir emociones. Hace unos días el no tener un sentido claro en la dirección de mi vida me hizo caer en un episodio de tristeza. Afortunadamente estoy rodeada de amigos que con dulzura y cariño me reconfortan. 
Después de ese momento de abrumamiento completo, el cual estoy segura todos hemos atravesado, tuve un viaje siendo yo responsable de un grupo de chicos menores de edad. Al principio el viaje me llenó de miedo por ser yo quien tendría que ver por esos chicos, ellos confiaron en mí para que las cosas salieran bien. Afortunadamente había alguien con más experiencia que también viajaba en el grupo para ver por esos chicos. Así que yo tuve que comportarme a la altura de tal responsabilidad. El viaje duró una semana completa, acampamos en la montaña, en el bosque, atravesamos cañones y comimos en estufetas la comida que ellos preparaban. Ver por alguien más además de mí, ver que estuvieran bien en todas las maneras posibles fue una sensación que no había tenido. Es reconfortable saberse parte de un grupo, donde todos vemos por todos, más allá del cariño y de la amistad, ver por el bienestar de otros es una responsabilidad que me abrumó y me hizo sentir un cálido cariño por ese grupo de chicos. Y deseo sentir esa sensación por la mayoría de las personas que me rodean, aunque a veces no todas se lo merezcan. 

El viaje me hizo sentirme más segura de mí, al saber que tomaba las decisiones corrrectas en los momentos más importantes. Al regresar del viaje, tuve un curso con el grupo de personas responsables de esos chicos y me sentí muy bien al hablar con ellos de adulto a adulto, haciéndoles ver las fallas de comunicación entre nosotros. Cosa que antes siento, no habrían tomado en cuenta mis opiniones.

Viajar y salir de la rutina, saber que estaba en lugares preciosos, visitando museos, conociendo gente, explorando la parte responsables de estar a cargo de esos chicos, divirtiéndome también me ayudó a recordar que aunque puedo tener momentos de bajones donde todos mis miedos salen a flote y mis inseguridades me sobrepasan, hay momentos al otro lado de esas emociones y lo más importante que hay gente que está dispuesta a escucharme, que me aprecia y así como yo, también le interesa mi bienestar. 

Ahora solo me queda recordar que puedo volver a tener esos momentos, y no pasa nada, son parte de mí, pero que puedo salir de ese abrumamiento y volver a estar bien. Es la primera vez que me siento bien mostrando quien soy y aunque me muero de pánico al dejarme conocer, dejo de preocuparme por seguir mostrando solo una parte de mí, y ahora me muestro completa, y me hace mucho bien.

Deseo seguir viendo el mundo con maravilla y asombro en la mirada, seguir siendo curiosa.

Saltillo tiene el museo más hermoso que haya visitado; el museo del Desierto, me sentí en una enciclopedia 3d. Creo que esa sensación es la que deberían darnos todos los museos.

Espero seguir disfrutando todos los viajes que haya en mi futuro y buscar que siempre haya sensaciones nuevas en mi vida.

¡Gracias!

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