martes, 2 de mayo de 2017

PEQUEÑAS SATISFACCIONES




Haz las pequeñas cosas con gran amor



El post del día de hoy lo quería hacer sobre un pequeño proyecto de bordado, un tanto ambicioso, que combina el bordado con la geografía. Sin embargo por falta de organización, no hice lo que tenía pensado, pero para no dejar pasar una semana sin escribir algo, quiero contar un pequeño logro que alcancé en estos días. 

Desde pequeña he tenido mucha energía y las clases de educación física me divertían mucho, además tomé clases de natación y ballet en la escuela. En una ocasión, cuando yo tenía 13 años, mi mamá me inscribió en un curso de verano, en la unidad deportiva cerca del trabajo de ella,  con  actividades como: karate, fútbol, volleybol, danza, basquetbol, taekwondo, atletismo y otras más que no recuerdo.
Uno de los profesores que tuve, nos habló en sus clases de ser mejores personas, de estar agradecidos con la vida, de querer a nuestros papás y a mí me gustó que platicara con nosotros así. Me pareció que se preocupaba porque tuviéramos una guía en nuestra vida y que no hiciérmos tonterías, y yo estuve de acuerdo con esa filosofía de ver la vida, pues tenía sentido para mí. Además las clases con él me encantaron, lo que hicimos, la manera en que nos explicó el significado de los ejercicios, me parecíó maravilloso. Claro, lo que nos aprendimos en ese curso fue algo muy básico. Así que al terminar el verano, le dije a mis papás que quería inscribirme a las clases de taekwondo con el profesor. Al terminar el verano y comenzar las clases regurales, me inscribí y recibí mi uniforme y mi cinta blanca, varios años después, alcancé el grado de cinta negra 1° Dan.

Con el tiempo, entontré en el taekwondo, una segunda familia. Un lugar al que pertenezco, en el que soy feliz. Sabonim en mi vida, es un gran maestro y amigo, un guía en muchas maneras, es una persona que ha estado conmigo más años que mi propio padre. Tengo una compañera a la que he visto crecer en muchas maneras, que lleva en mi vida lo mismo que le taekwondo, a la cual admiro, y estoy orgullosa de todos sus logros, es mi hermana. Nos golpeamos y nos dejamos moretones la una a la otra, pero no importa, tal vez, mientras más mejor. Tengo compañeros que son mis hermanitos, con los cuales me divierto mucho y les tengo un gran cariño y los he visto crecer, y en secreto eso me hace muy feliz. 

El taekwondo llegó a mi vida con un profesor del cual siento orgullo ser su alumna, el taekwondo está dentro de mí, en mi piel, Amo el taekwondo por la familia que tengo ahí, Lo del respeto y de la disciplina forman parte de mí, gracias al taekwondo.

Y gracias al taekwondo aprendí a conocer mi cuerpo, sus alcances y a exigirme más cuando sé que puedo dar más de mí. La semana pasada logré hacer un split lo cual es una pequeña satisfacción para mí porque me gustan esas maneras de moldear el cuerpo, trabajar un grupo muscular y llegar a la meta. En lo personal la flexibilidad y elasticidad es algo que me divierte trabajar pues conocer qué es lo que puede hacer mi cuerpo me emociona.

Quiero seguir trabajando mi elasticidad y ver qué más puedo lograr.



3 comentarios:

  1. Con el tiempo he aprendido que la marca de un buen maestro siempre es algo más profundo que lo que enseña directamente. Lo que los hace grandes es saber compartir una convicción, un amor a lo que sea que hagan, un deseo de compartir que los lleva a enseñar, una sencillez que los hace desear el crecimiento de los demás...

    Yo también he tenido maestros así. Ojalá un día pueda ser la mitad de bueno que ellos.

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    1. Una disculpa por contestar tanto tiempo después, pero las inseguridades me hacen pensar que no escribo bien. Tu comentario me hace sentir que puedo compartir cosas con el mundo.
      Espero logres ser más que la mitad de bueno que tus maestros.
      Saludos

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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