domingo, 30 de julio de 2017

HARRY POTTER Y HEY ARNOLD




Conocí a Harry Potter antes de que fuera una exitosa franquicia cinematográfica, y desde el primer libro me enganché a la historia del niño que sobrevivió. He de confesar que soy de ese grupo de fanáticos que prefieren los libros a las películas, creo que solo he visto completas las primeras tres, las siguientes películas las he visto por partes y es que me parecen extremadamente aburridas, sorry. 

Siempre tuve buenos compañeritos y había gran compañerismo en la escuela, pero creo que nunca tuve amiguitos cercanos. Durante aquella época, leer a aquellos personajes era lo más cercano a tener amigos. Algo similiar me pasaba con Hey Arnold, solía fantasear con amiguitos con los cuales salir a pasear fuera de la escuela. Por cosas ajenas a mí aquello no era posible. 

Muchos años después cada que me sentía sola/triste, solía leer algún libro al azar de Harry Potter o ver capítulos al azar de Hey Arnold, no sé por qué pero me hacían sentir tranquila y me reconfortaban, creo que de alguna manera me transportan a un época donde me sentía bien y donde me buscaba a mí misma en una época donde me sentía perdida.

Por extraño que suene, en la época en que Harry Potter estaba super de moda, yo no conocía a nadie con quien platicar de ese mundo de magia. Ahora conozco a muchas personas que son super fans, mucho más que yo, del mundo mágico. Mis personajes favoritos son los gemelos Weasley y Ginny Weasley, mi libro favorito es El prisionero de Azkaban. 

Hey Arnold, siempre me encantó por su honestidad, por su idealismo, por sus mensajes. Me parece una serie hermosa que resalta valores y la amistad. Tal vez en un mundo donde hay tanto odio, enojo, para mí se convertió en un lugar para estar a salvo. 

Me acuerdo que mis primeras idas de pinta, dentro de tanta soledad, solían terminar en Catedral. No por buscar profesar esa religión, sino porque era un lugar que me generaba paz y me hacía sentir segura, también hablaba con las personas y me entretenía escuchandolas, a veces la gente solo quiere hablar y yo solía ser buena escuchando. Comencé a buscar lugares que me parecieran majestuosos, como bosques. A veces me iba a Tepoztlán solo por el placer de viajar 40min para tomar un café y luego regresar a casa y es que el camino de ida y vuelta me parecía magnífico. Nunca bebí, ni me emborraché en aquella época, me parecía absurdo y además era un ambiente abrumador para mí, la gente me parecía que no pensaba claramente y me daba la impresión que solo buscaba destruirse. Hubiera dado tanto por encontrar alguien con quien platicar en aquella época, por no encerrarme en mí para no aislarme. A veces intentaba encajar yendo a fiestas pero no me gustaba la sensasión de hipocresía que había en ellas y siempre me sentía fuera de lugar. Muchos, muchos años después me destruí, me rompí en fiestas, no estuvo tan terrible pero deseo jamás volver a pasar por ello.  

Afortunadamente en los últimos dos años, he encontrado personas que se han convertido en amigos, amistades que busco cuidar. Y he aprendido a valorar a las personas que han estado presentes en mi vida. Harry Potter y Hey Arnold, ya no son las únicas maneras que tengo de reconfortarme, ahora encontré amistades para sentirme parte de. 

¡Gracias por su amistad! 

viernes, 28 de julio de 2017

LUCIÉRNAGAS Y CAMPAMENTOS



Solía ser una persona sociable, recuerdo la sensación de querer conocer a las personas, de brindar mi apoyo y de ser amiga de todos. Estoy haciendo ejercicios de reflexión para descubrir en qué momento pasé de ser super amiguera a una persona super aislada y luego a una chica tímida. 

Desde que me relaciono más de cerca con chicos de ente 13-18 años, por ser su scouter,  noto su deseo de conocer personas, la parte sociable que en algún momento todos tenemos. Tienen alegría y emoción por conocer al otro. Y esas actitud de ellos me remueve las emociones. 

Comienzo a recordar cómo era yo a esa edad, lo que sentía y cómo soy y me siento ahora. Hoy día siento renuencia a las cuestiones sociales, una falta de interés por las otras personas y al mismo tiempo una sensación de que a las otras personas no les intereso. Estos días estoy buscando dentro de mí la causa de ese punto de quiebre entre mi ser sociable y el ser asocial que ahora puedo ser. 

Y a decir verdad me encantaría volver a ser esa persona amable, super risueña y dejar las actitudes que hacen que ponga barreas ante las demás personas y sobretodo dejar esa sensación de pánico, enojo, abrumamiento y frustración en eventos y/o reuniones. A veces veo a la gente pasársela increíble riendo y diviertiéndose, hay gente con talento natural para divertirse, pero yo no entiendo lo que pasa y me distraigo en mis pensamientos o viendo otras cosas que me llaman la atención. Muchas veces me tengo que obligar a hacer actividades en grupo para poder integrarme y sentirme perteneciente a. Ahora solo me falta practicar más e incluirme de manera natural y cautivarme a mí misma para pasarla divertido. Tal vez puedo combinar las actitudes que considero me hacen falta con las que ya poseo.

Una de las maneras que he descubierto pueden servir, son los campamentos ahí se conoce muy bien a otras personas y hay algo increíble en dejarse conocer.
Mi último campamento a Meztitla me ayudó a recordar eso y además me regaló muchas, muchas luciérnagas y una estrella fugaz. 

¡Gracias Meztitla!


lunes, 24 de julio de 2017

VIAJAR PARA DESPERTAR



Pocas veces nos enseñan que vivir es tener altibajos inesperados. Pero de eso se trata vivir, de sentir emociones. Hace unos días el no tener un sentido claro en la dirección de mi vida me hizo caer en un episodio de tristeza. Afortunadamente estoy rodeada de amigos que con dulzura y cariño me reconfortan. 
Después de ese momento de abrumamiento completo, el cual estoy segura todos hemos atravesado, tuve un viaje siendo yo responsable de un grupo de chicos menores de edad. Al principio el viaje me llenó de miedo por ser yo quien tendría que ver por esos chicos, ellos confiaron en mí para que las cosas salieran bien. Afortunadamente había alguien con más experiencia que también viajaba en el grupo para ver por esos chicos. Así que yo tuve que comportarme a la altura de tal responsabilidad. El viaje duró una semana completa, acampamos en la montaña, en el bosque, atravesamos cañones y comimos en estufetas la comida que ellos preparaban. Ver por alguien más además de mí, ver que estuvieran bien en todas las maneras posibles fue una sensación que no había tenido. Es reconfortable saberse parte de un grupo, donde todos vemos por todos, más allá del cariño y de la amistad, ver por el bienestar de otros es una responsabilidad que me abrumó y me hizo sentir un cálido cariño por ese grupo de chicos. Y deseo sentir esa sensación por la mayoría de las personas que me rodean, aunque a veces no todas se lo merezcan. 

El viaje me hizo sentirme más segura de mí, al saber que tomaba las decisiones corrrectas en los momentos más importantes. Al regresar del viaje, tuve un curso con el grupo de personas responsables de esos chicos y me sentí muy bien al hablar con ellos de adulto a adulto, haciéndoles ver las fallas de comunicación entre nosotros. Cosa que antes siento, no habrían tomado en cuenta mis opiniones.

Viajar y salir de la rutina, saber que estaba en lugares preciosos, visitando museos, conociendo gente, explorando la parte responsables de estar a cargo de esos chicos, divirtiéndome también me ayudó a recordar que aunque puedo tener momentos de bajones donde todos mis miedos salen a flote y mis inseguridades me sobrepasan, hay momentos al otro lado de esas emociones y lo más importante que hay gente que está dispuesta a escucharme, que me aprecia y así como yo, también le interesa mi bienestar. 

Ahora solo me queda recordar que puedo volver a tener esos momentos, y no pasa nada, son parte de mí, pero que puedo salir de ese abrumamiento y volver a estar bien. Es la primera vez que me siento bien mostrando quien soy y aunque me muero de pánico al dejarme conocer, dejo de preocuparme por seguir mostrando solo una parte de mí, y ahora me muestro completa, y me hace mucho bien.

Deseo seguir viendo el mundo con maravilla y asombro en la mirada, seguir siendo curiosa.

Saltillo tiene el museo más hermoso que haya visitado; el museo del Desierto, me sentí en una enciclopedia 3d. Creo que esa sensación es la que deberían darnos todos los museos.

Espero seguir disfrutando todos los viajes que haya en mi futuro y buscar que siempre haya sensaciones nuevas en mi vida.

¡Gracias!