miércoles, 8 de enero de 2020

Nueva Década


Lo que la oruga llama el fin, el resto del mundo le llama mariposa.
(Lao Tzu)


Bienvenido el 2020

Haciendo el recuento de mi vida, que en la historia del universo, de la Tierra y de la humanidad es un pestañeo, para mí lo es todo.

Hace 20 años sabía mi nombre, mi color favorito, la ciudad en la que había nacido, prefiería lo salado a lo dulce, me gustaban más los perros que los gatos, mi princesa favorita era Jasmin pero me gustaba más la idea de vivir en el bosque como Pocahontas y me gustaban los chicos aventureros. 

Hace 15 años sabía que mis materias favoritas eran las ciencias naturales, me gustaba la música electrónica, quería viajar por el mundo, que las ciudades me abrumaban y me gustaba más la vida en el campo, los templos asiáticos me parecían santuarios, los deportes extremos eran lo máximo y el taekwondo tenía que ser parte de mi vida. 

Sentía todo en equilibrio porque sabía que quería ser bióloga, quería cambiar al mundo y siempre había sido buena amiga pero, no sabía que perder a un progenitor seria el primero de muchos desbalances. 

Hace 10 años no sabía que la vida me pondría por primera vez malas experiencias. Llegaría a mí la sensación de abandono y tristeza, lo que puede ser analógicamente tan poderoso como la felicidad. Durante 10 años aprendí que el aislamiento y  la soledad, vieron una oportunidad para alimentarme la cabeza de voces que magnificaron cualquier fracaso. El dolor fue tan intenso como el amor y cuando caí en un extremo se volvió adicción. Estuve rodeada de naturaleza y tuve la sensación inevitable de estar en un imponente templo. Me aferré a un ideal y fue destructivo junto con el "debió ser". Dije ser alguien pero el tiempo me sigue moldeando. Llegaron personas, fueron caos, dejaron heridas, huellas y un día partieron. Donde muchas veces fue más el deseo de un beso a primera vista que amor a primera vista.

El amor no es como pensaba, es un compromiso, que fluye y revolotea alrededor, junto al ser amado, sin ningún desgaste ni esfuerzo. 

Hace 10 años estaba aprendiendo a ser adulta dejando de ser niña, mientras trataba de encontrarle sentido a un corazón roto y experimentaba con el sexo, el alcohol, los cigarros y otras cosas por primera vez. Vagué sin guía y quedé estática sin raíces, durante una década. Perdí oportunidades, amigos, trabajos, familia y dejé inconclusos infinidad de pasatiempos, responsabilidades. Defraudé, lastimé y herí a quienes confiaban en mí y lo peor es que no podía huir de mí frente al espejo. 

Cuestionarme, aislarme, desnudarme, fragmentarme fue parte del proceso. 

En los últimos años, fui descubriendo las raíces bajo mis pies además y entre tantos sentimientos, hallé mi guía de vuelo para navegar entre el viento. 

Abrí los ojos y me sentí viva. 

Respire y el aire revolvió mi pelo.

Observe a mi alrededor y descubrí amor y amistad.

Caminé y dejé huellas de mi vida.

Quiero conservar brillo en mirada, iluminar con mis palabras, experimentar la fortaleza de mi presencia. 

Conectarme con el fluir del agua y el revuelo del viento. 

Quiero caminar. zambullirme, volar, arder.  

Dejarle todo a la vida.

lunes, 6 de enero de 2020

A es de amor





Dejé de deslumbrarme 
por mis propios ideales, 
para apreciar la realidad 
en cada paso descalzo o 
en cada revuelo al ver el cielo. 

Busco ser sincera
 para compartir mi interior contigo, 
y ser consciente de quien soy: 
verme vulnerable,
amarme vulnerable,
sentirme vulnerable,
aceptarme vulnerable.

Amar ya no solo es besar o hacer el amor o decir TE AMO.

Amarte me hace confiar en que verás mi vulnerabilidad y 
abrazarás la soledad que hay en mí.

Amarte me hace confiar en que verás mi vulnerabilidad y 
abrazarás esta tempestad.

Amar es llevarte tan dentro de mí
que en todo lo externo estás tú.

Esto para mí es amar.

Me descompongo en pequeños fragmentos que me van dando respuestas.   

Estoy preparada para vivir mi presente caminando junto a ti, 
este presente que lleva A de Aventura, 
pero
A también es de amor que lleva tu nombre.